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Canciones de piano que debes escuchar alguna vez en tu vida

Según los entendidos, el piano es el instrumento musical más completo porque en sus 88 notas guarda esas siete escalas en las que se mueve casi cualquier sonido que pueda realizar otro instrumento. Con el piano podemos ir desde los tonos más graves hasta los más agudos, podemos darle más fuerza o más sensibilidad a una obra, adaptando cualquier tipo de pieza musical a su estilo, a sus teclas, y sobre todo, podemos componer, tocar y maravillarnos con las melodías que solo salen de un instrumento así de especial e importante.

El piano es un instrumento clave en la música, ya que fue uno de los primeros instrumentos de tecla que se convirtieron en protagonistas. El romanticismo nos entregó a muchos genios de este instrumento, y algunos de ellos dejaron obras para la posteridad, tocadas tan solo a piano, o con acompañamiento de orquesta. Obras que han sido ejecutadas a lo largo de los años por muchísimos intérpretes y que suponen, en buena parte, la base sobre la que se cimenta la música occidental actual. Hoy vamos a hacer un recorrido por las canciones para piano más memorables.

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Claro de luna – Ludwig van Beethoven

Su nombre técnico es Sonata para piano nº 14 en Do sostenido menor, pero se la conoce popularmente como Claro de Luna. Es una pieza compuesta por el maestro Beethoven en 1801, una de las más conocidas de su repertorio, y según se deduce por la dedicatoria en la publicación de la misma, en 1802, había sido inspirada por una joven alumna del maestro, de tan solo 17 años, de la que parecía estar enamorado. La pieza destila tristeza y melancolía, así que se puede entender que era un amor no correspondido.

Beethoven utilizó una forma poco habitual para este tipo de pieza, ya que la música se mantienen en un ritmo contenido durante casi toda la obra, hasta el tercer movimiento, donde se llega al Presto Agitato con una gran cantidad de escalas y arpegios, agitando precisamente la composición hasta llevarla a un nuevo nivel. Es una de las piezas más escuchadas y versionadas de la música clásica, y seguramente una de las mejores sonatas de piano que se han escrito jamás, algo que no nos extraña viniendo de Beethoven.

Marcha fúnebre – Frédéric Chopin

Frederic Chopin es considerado por muchos como uno de los mejores pianistas de la historia, y son muchísimas las obras que dejó para la posteridad, basándose en el piano como instrumento principal. Sus Nocturnos, muy conocidos, son buena prueba de ello, pero también llama la atención el hecho de que el propio Chopin también escribiese una marcha fúnebre a piano. Es la Sonata Nº2 en Sí bemol, dentro de la cual se incluye dicha marcha, como una composición extra añadida a posteriori y publicada en 1840.

Lo cierto es que el aire fúnebre de la marcha es incontestable, y casi desde el primer momento en el que se pudo escuchar esta pieza, todos la relacionaron con la muerte, la desolación y el vacío que deja alguien al marcharse. Se inicia lúgubre para volverse algo más esperanzadora en su parte central, como recuerdo de la persona fallecida, terminando de nuevo con la vuelta de la primera parte, más lúgubre. Forma parte de una de las sonatas más conocidas de Chopin, y es sin lugar a dudas una de las piezas más populares para piano.

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Rondo Alla Turca – Wolfgang Amadeus Mozart

Este rondo es la tercera y última parte dela Sonata nº 11 en La mayor de Mozart, conocida popularmente como Marcha Turca. Es una de esas piezas que tanto llaman la atención a los pianistas que empiezan, por su exuberancia, por su belleza y sobre todo, por haberse vuelto una de las más populares de todos los tiempos. La variación en tonos y melodías, y como todo fluye para llevarnos a través de una obra la mar de pegadiza, ha convertido en todo un éxito esta pieza.

Mozart era un genio, eso no vamos a descubrirlo nosotros, pero es en piezas como esta donde demostraba que su nivel estaba muy por encima del resto, creando obras que no solo son intemporales, sino que siguen llamando la atención, como canciones pop hiperpegadizas, dos siglos y medio después. Con toda seguridad, una de esas piezas que a todos nos gustaría tocar alguna vez en el piano, y que debido a que no son tan complicadas, suelen las primeras en aprender para los estudiantes del instrumento.

Rapsodia Húngara nº 2 – Franz Liszt

El compositor Frank Liszt fue un revolucionario total del piano, tanto por la interpretación como por la composición, como queda patente en su extensa obra. Sus piezas más conocidas son las Rapsodias húngaras, de las cuales nosotros hemos escogido la número 2 para demostrar el talento que este húngaro poseía a la hora de tocar las teclas de un piano. Es una obra de musicalidad exótica, basada en pocos acordes, pero con una magnificencia absolutamente espectacular.

La obra se ha convertido en una de las pieza para piano más populares gracias a aparecer en muchas películas y series de dibujos animados, donde la han utilizado en numerosas ocasiones  por llamar tanto la atención y por ser una pieza ya bien conocida entre el gran público. Esta rapsodia no suena a nada de lo que hemos visto hasta ahora, y es muy diferente al resto de piezas que hemos escogido. Tal vez sea por eso que tiene tanto encanto.

Preludio y fuga en Do mayor – Johann Sebastian Bach

Otro de esos genios indiscutibles de la música era J. S. Bach, un compositor que puso las bases sobre todo lo que vino después, convirtiéndose en maestro y precursor de los grandes músicos clásicos. Si bien es cierto que Bach componía para órgano y clavicenvalo, muchas de sus obras se pueden adaptar fácilmente para piano. El Preludio y fuga en Do Mayor es una de las más conocidas, aunque no es como la Tocata y Fuga, tan popular, pero sí es considerada por muchos como una de las cumbres del compositor.

Bach utiliza todos sus conocimientos sobre contrapunto en esta obra, especialmente en la segunda parte, la que dedica a la fuga, donde hace que varias voces vayan intercalándose entre sí para desarrollar el tema siempre manteniendo una musicalidad total entre ellas. Es una obra verdaderamente asombrosa que demostró el talento absoluto de este compositor y que sirve todavía hoy en día para muchos a la hora de practicar.