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Los manuscritos del Mar Muerto y su historia

La importancia de la religión sigue siendo patente en nuestra sociedad, que a pesar de haber ido poco a poco levantando el velo de la fe y el dogma, para acogerse a la ciencia de lo comprobable, todavía sigue enraizada esa idea de cultura religiosa en lo más profundo de nuestro ser. En países musulmanes, la religión sigue siendo un poder preponderante, de la misma forma que lo es en muchos países cristianos ortodoxos y presbiterianos. La influencia de los dogmas de fe en nuestra sociedad sigue siendo incalculable. El hecho de que la Biblia sea el libro más vendido del mundo, a mucha distancia del resto, supone una evidente muestra de cómo la religión sigue estando muy presente en nuestra sociedad, a pesar de que a estas alturas ya sabemos prácticamente todo lo que habría que saber de ella.

Sin embargo, todavía hay muchos secretos que se esconden detrás de ciertas partes de las religiones más importantes del mundo. Objetos como el Santo Cáliz, o la Sábana Santa, siguen generando muchísima polémica, entre defensores y detractores. Otros objetos religiosos han tenido mejor consideración y han conseguido convertirse en auténticos estandartes del pensamiento cristiano. Por ejemplo, los Manuscritos del Mar Muerto, descubiertos a mitad del siglo pasado en Cisjordania, son la mejor prueba que existe actualmente de aquellos fragmentos bíblicos, especialmente del Antiguo Testamento o Biblia Hebrea. Una colección de manuscritos y legajos tremendamente interesantes que componen una prueba irrefutable de la vida, los conocimientos y la propia fe que existía en tiempos antes de Cristo, y en el propio proceso por el cual Jesús de Nazaret, judío de nacimiento, fue abriendo camino a un nuevo dogma de fe.

De dónde proceden estos manuscritos

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El origen de estos manuscritos se ha datado entre el año 250 a.C y el 60 d. C, muy poco antes de que el segundo templo de Jerusalén fuera destruido. Los manuscritos se han encontrado a lo largo de las últimas décadas en numerosas cuevas de la zona de Qumrán, en la región de Cisjordania, a orillas del famoso Mar Muerto. De ahí que su nombre se refiere a esta imponente masa acuática. Los primeros pergaminos fueron encontrados por pura casualidad por un grupo de pastores beduinos, que habían entrado en una cueva de esta región y dieron con ellos. Era el año 1947, y posteriormente, tras buscar por toda la zona, se hallaron decenas de manuscritos en once cuevas distintas. Todos ellos eran copias hechas a manos de los antiguos libros de la Biblia Hebrea, los que componen buena parte del Antiguo Testamento en la Biblia Cristiana. La mayoría estaban escritos en arameo y hebreo, pero también había algunos escritos en griego.

Estos pergaminos suponen una de las mejores pruebas de la existencia de este tipo de testamentos desde tiempos anteriores a Cristo. Historias que ya tenían que ver con Yahve, el nombre que los judíos dan a Dios, y que explicaban toda la historia del pueblo judío a través de su bagaje por el mundo, así como el inicio del cristianismo en sus primeros años. La procedencia de estos pergaminos está en la propia región de Cisjordania, donde se asentaban buena parte de las tribus judías en aquellos tiempos. De hecho, el sitio donde se han encontrado estos legajos se encuentra a apenas 30 kilómetros al este de Jerusalén y Belén. Se trata de la fuente escrita en hebreo más antigua que tiene relación con el Tanaj, el Antiguo Testamento Cristiano, que es también el libro sagrado de los judíos.

Qué dicen los manuscritos del mar muerto

La información que se recoge en estos legajos no es exactamente nueva, al menos en su mayoría, ya que como decíamos anteriormente coinciden con los textos que ya se conocían y que conforman la Biblia Hebrea, el Antiguo Testamento Cristiano. Si bien es cierto que solo hay uno de esos libros completos, el de Isaías, sí que se han encontrado referencias y legajos de prácticamente todos los demás, en mayor o menor parte. Se trata de una obra importante en tanto que nos ofrece la posibilidad de acudir a la fuente primigenia, antes de tantas traducciones, y que además contiene numerosas acotaciones y comentarios que nos facilitan mucho el entendimiento de cómo era la vida en aquellos tiempos, y cómo los judíos se relacionaban en torno a sus creencias.

Autores de los manuscritos del mar muerto

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Los autores de estos manuscritos son en principio desconocidos, aunque se da por hecho que pertenecían a una orden religiosa preocupada de mantener este tipo de información por escrito, para conservarla. Al fin y al cabo, en aquella época no todos sabían escribir de aquella manera, ni tenían la opción de acceder a los rollos de manuscritos para hacerlo. Se han encontrado algunos restos humanos en estas cuevas, que parecen apuntar precisamente a la posibilidad de que los autores de los manuscritos fueran hombres célibes, pertenecientes a alguna rama de la propia iglesia judía, y que se encargasen en vida de ir escribiendo y también conservando este tipo de manuscritos, como si aquellas cuevas fueran bibliotecas provisionales.

Los manuscritos del mal muerto digitalizados

La mayoría de estos manuscritos permanecen todavía en suelo israelí, tanto en el Museo del Templo de Jerusalén como en el Museo Rockefeller. Precisamente, la primera institución decidió, hace unos años, empezar a digitalizar estos documentos, con todo el cuidado del mundo para mantener su integridad. Así, digitalizados con la ayuda de Google, los manuscritos estarían disponibles para cualquiera que quisiera acceder a ellos para revisarlos, si entendía el hebreo y el arameo de la época. El proceso se está llevando a cabo durante estos años y la digitalización ya ha logrado completarse en algunos de los libros más importantes que aparecen en el Antiguo Testamento, como el Libro de Isaías.