Si hay un imperio en Europa que logró convertirse en una auténtica leyenda, ese es el Imperio Romano, que pervivió durante siglos no solo en territorio europeo, sino mucho más allá, llegando a ser uno de esos en los que no se ponía el sol. Una de las muestras más importantes que nos ha dejado este imperio ha sido su arquitectura, y aunque bien es cierto que más allá de Roma o Italia no quedan tantas muestras bien conservadas de la arquitectura romana, su influencia en lo que vino después ha sido imprescindible.
Y no hablamos solo de la época del Renacimiento, donde el Imperio todavía estaba coleando en Asia, sino también en siglos posteriores, en toda esa influencia clásica romana que todavía hoy seguimos teniendo presentes a la hora no solo de estructurar los edificios, sino las propias ciudades. Se podría decir que la arquitectura vivió una época de absoluto esplendor en aquellos años durante el imperio Romano, y ahora veremos que eso no fue una casualidad, sino el resultado de un gran esfuerzo por crear obras arquitectónicas enormes que traspasaran los siglos, algunas de ellas llegando incluso hasta nuestra era.
Su aporte en el desarrollo técnico de la construcción
Lo cierto es que cuando el Imperio Romano estaba en pleno apogeo ya había otras muchas civilizaciones que habían sido capaces de construir enormes edificaciones. Sin embargo, pocas han sido tan bien mantenidas y sobre todo planificadas como las romanas. Los inventores de las ciudades modernas, al fin y al cabo, son los romanos, gracias a aquellas polis totalmente planificadas sobre el terreno. La creación de planos cada vez más complejos pero eficaces sirvió para darle un gran empujón al desarrollo técnico de la construcción, algo que se puede comprobar todavía hoy en día en el Coliseo o el Panteón de Agripa, que siguen siendo estructuras sorprendentes incluso para nuestros tiempos.
Auge y principales obras
El origen de la arquitectura romana lo encontramos en la propia declaración de la República Romana, en el siglo VI a.C. Si bien es cierto que durante los primeros siglos la arquitectura estaría desarrollándose más de forma técnica, y que apenas quedan edificaciones de muestra hoy en día anteriores al año 100 a.C, el verdadero auge de esta arquitectura monumental y espectacular llegaría en los tres primeros siglos de nuestra era, más o menos desde Nerón a Constantino, del 56 al 337 d.C. Ejemplos claros de esta arquitectura son el Panteón de Agripa, el Coliseo, el Acueducto Romana y varias basílicas de la ciudad. Igualmente, muchas de las grandes murallas del Imperio se crearon en esta época, diseminadas por buena parte de Europa.
Principales materiales usados por los romanos
Una de las señas de identidad de la arquitectura romana en su parte más técnica es la utilización de materiales muy robustos y fuertes, que han permitido que algunas de estas obras lleguen a nuestros días. La piedra y el mármol son los más destacados, pero también está el ladrillo romano, más pequeño y por tanto, más manejable, para crear basílicas, edificios y por supuesto, también acueductos y murallas. Tampoco podemos olvidarnos del estuco, muy utilizado en la época de mayor esplendor de la arquitectura romana, y del hormigón, que fue imprescindible para conseguir que todas esas piedras y ladrillos se mantuvieran ahí durante siglos hasta poder verlos con nuestros ojos hoy en día.
Testimonio considerable de la civilización romana
Poder acudir hoy en día a Roma y ser testigos del momento más espléndido de aquel imperio, a través de sus construcciones, es algo absolutamente maravilloso sobre todo teniendo en cuanta que la mayoría tienen ya más de dieciséis siglos, lo que hace todavía más imponente entender su importancia cultural e histórica. Los romanos, además, transmitían lo que eran a través de sus construcciones, y esa megalomanía y ese gusto por lo grande, los inmenso, es muy propio de esta cultura. Pasear por Roma es sentir que hemos vuelto atrás en el tiempo, y que todavía podemos entender a esta cultura, siglos después, a través de sus impecables construcciones.
Influencia en la arquitectura
Una de las influencias más claras de esta arquitectura es su poso en la arquitectura románica, que de hecho toma su nombre de esa misma influencia, aunque cambia bastante sus conceptos. Muchos templos europeos que se conservan son románicos, además de varios edificios y construcciones importantes en todo el continente. El renacimiento volvió a traer el gusto por este tipo de arquitectura, junto con la griega, muy parecida también, en lo que se podría englobar como arquitectura clásica. Lo más llamativo es la influencia de este tipo de edificios en la espectacular arquitectura georgiana, en Estados Unidos, un lugar totalmente diferente, tanto en espacio como tiempo, al imperio romano.